Tras la pandemia de la COVID-19, resulta necesaria una reorientación de la dinámica de trabajo en los centros hospitalarios para conseguir una mayor eficiencia con la optimización de recursos, siendo indispensable la comunicación entre las diferentes áreas y profesionales.

Dar los pasos necesarios para la consecución de objetivos y la mejora continua en cuanto a la gestión hospitalaria. Y todo ese esfuerzo, ya lo hicimos, no tuvimos otro remedio que realizarlo, a contrarreloj.

Se usó la metodología Lean para poder atender a casi 4.000 pacientes en el hospital de campaña en IFEMA –hoy, Hospital Isabel Zendal–, pero, ¿qué en qué consiste Lean? Lean Healthcare tuvo sus inicios reflejados en el método de producción de Toyota, es decir, en técnicas de gestión estructurada, reducción de desperdicios, control de inventario y mejora constante en la calidad de todos los procesos. Varios centros médicos de todo el mundo han comenzado a adoptar estos preceptos, en forma adaptada, y a reorientar sus sistemas de salud.

La técnica Lean Healthcare tiene algunas estrategias que se utilizan para implementar el método. En primer lugar, está la propuesta de las 5S, basada en reducir el desperdicio de recursos para aumentar la eficiencia operativa. Debido las herramientas, falta de interoperabilidad, estaciones clínicas poco intuitivas…, es necesario optimizarlas, eliminarlas o retenerlas.

Siendo los objetivos más importantes: el paciente y personal sanitario. Los beneficios de aplicar una metodología u otra, radica en poner al paciente en el centro y, se debe, poner al personal sanitario al mismo nivel:

La mejora de la calidad de la atención médica prestada y la satisfacción del paciente:

Es un sistema de gestión que pone al paciente en el centro.

Facilitando la transformación del “patient journey”, desde la admisión hasta el alta, haciendo visible ese camino para para los distintos equipos.

Persiguiendo el error “0” y la excelencia en el servicio al paciente. Ejemplos de KPI’s que se consiguen mejorar:

Reducción del tiempo de admisión/citación.

Reducción del nº de consultas y visitas por paciente.

Reducción tiempo medio de estancia u hospitalización.

Reducción de errores en farmacia.

Reducción del nº de pruebas diagnósticas no concluyentes.

Aumentar la satisfacción del personal sanitario:

Al dedicar la mayor parte de su tiempo a tareas de valor añadido, por la simplificación o eliminación de los despilfarros.

Reduciendo las cargas de trabajo y el estrés al que se ven expuestos.

Puesta en escena de la situación en 2020

El Hospital COVID-19 Ifema empieza a ingresar pacientes el día 21 de marzo de 2020 a las 22:30h, en un momento en que los hospitales de Madrid estaban superados por el número de casos que entraban por sus puertas de Urgencias. En los 40 días que se mantuvo la actividad, se atendieron a 3.807 pacientes, habiendo, por desgracia, 16 éxitus. El balance ha sido positivo en cuanto a la evolución de los pacientes, pero sobre todo porque cumplió con el principal motivo por el que fue concebido, que era descargar de carga asistencial a los hospitales de la Comunidad. En el pico de actividad se llegó a tener más de 1.000 pacientes, con un balance diario de más de 200 ingresos/día.

Futuro de la gestión sanitaria

La capacidad de adaptación en la gestión hospitalaria que se vivió, especialmente en 2020, debe servir para lograr crear un sistema sanitario público fuerte y poniendo el foco en sanitarios y pacientes. La apuesta por metodologías que logren eliminar desperdicio. No esperemos a gestionar a contrarreloj.