n la última década ha cambiado casi todo. Ha cambiado la manera de comprar, la manera de comunicarnos, la manera de informarnos, la manera en la que pagamos, reservamos un restaurante y viajamos. Las personas hemos cambiado, pero ¿y el paciente?

Lejos quedan ya aquellos años donde el paciente creía a pies puntillas la recomendación de un doctor para un tratamiento o para una intervención, donde los pacientes no cuestionaban los criterios de los doctores y donde los pacientes soportaban grandes tiempos de espera de hospitales y clínicas privadas repletas de pacientes que esperaban para ser atendidos, diagnosticados y tratados.

Hoy, vivimos en la era digital, en la era del contenido, de la “reseña”, en un mundo híper conectado y todo esto ha provocado una transformación impensable, hace unos años, en la manera de comportarnos las personas como pacientes. Hoy el paciente quiere saberlo todo. Hoy el paciente lo contrasta todo. Hoy el paciente confía, en ocasiones, más en lo que recomienda un influencer que ha pasado por lo mismo que él que en la recomendación del propio doctor. Y, muchas veces, no es por el “que le ha dicho” el doctor, sino por el “cómo se lo ha dicho”.

Los doctores tienen todo el conocimiento, la experiencia y el criterio médico, pero el paciente hoy tiene la capacidad de contrastar, decidir y de elegir. El poder de decisión de los pacientes nunca había sido tan grande. Pero, el paciente no solo decide, también juzga, evalúa, crítica y ensalza a los doctores, clínicas y centros médicos que mejor y peor lo hacen siguiendo sus propios criterios de atención recibida, tiempo de espera, trato, técnica empleada, resultado obtenido y, sobre todo, la “experiencia paciente”. Nunca el entorno personal y el contenido digital había influido tanto en la decisión del paciente. El paciente llega a las consultas sobre informado por el contenido que ha encontrado en Google, por los posts publicados en redes sociales, artículos en blogs, vídeos que aparecen en TikTok y por las decenas de contenidos leídos en diferentes webs de aquellos centros médicos privados que está valorando visitar. Nunca un paciente había tenido tanta información antes de una primera consulta con un doctor o especialista. Y es que cada día son más los españoles que acuden a Internet y a las redes sociales para hacer consultas relacionadas con salud. Se estima que más de 15.000 millones de españoles ya confían su salud al Dr. Google, según se concluye del V Estudio de Salud y Vida elaborado por la aseguradora AEGON. Por tanto, no podemos obviar esta realidad imparable que lejos de reducirse, crecerá en los próximos años.

Es fundamental que doctores, clínicas, centros médicos y centros especializados del ámbito privado entiendan que el paciente de hoy ya no es el paciente de hace 20 años y que aquellos que entiendan, conecten, faciliten, integren mejor en los procesos asistenciales, ofrezcan servicios paquetizados y mejor “productifique” los servicios, tendrán mayor volumen de pacientes y, además, captarán pacientes a un menor coste gracias a la recomendación digital que genera mayor alcance, otorgándoles así una ventaja competitiva frente a quienes se resistan a entender los cambios del nuevo paciente.