“Ser hombre de su época. Los hombres de rara eminencia dependen de la época en la que viven. No todos tuvieron la que merecían y muchos que la tuvieron no acertaron a disfrutarla. Algunos fueron dignos de mejor época, pues no todo lo bueno triunfa siempre. Las cosas tienen su tiempo, incluso las eminencias dependen del gusto de la época. Pero la sabiduría lleva ventaja: es eterna, y si este no es su tiempo lo serán otros muchos”

Baltassar Gracián (1647)

Los trabajadores siempre han sido más responsables de lo que muchas empresas o sus jefes piensan.

Yo tuve la suerte de trabajar en una empresa donde el teletrabajo comenzó a desarrollarse hace más de diez años con la incredulidad y escepticismo sobre su eficacia, buscando muchos más pros que contras frente a esta nueva modalidad de trabajo y hoy esta empresa declara que un 41 % de los trabajadores de oficina no volverán hasta el mes de diciembre de 2020, si todo va bien.

Pero lo que resulta más sorprendente es que su matriz, comunicó a sus inversores hace unos días que 37.500 miembros de su plantilla están trabajando desde casa y que un 75% de estos no volverán hasta el próximo año.

Según la Encuesta de Población Activa, el porcentaje de ocupados que, al menos ocasionalmente, trabajan desde su residencia ascendía al 8,3 % en 2019, lo que representa un crecimiento de 2,4 puntos porcentuales desde 2009.

Según el boletín de económico 2/2020 del Banco de España utilizando la metodología de propuesta de trabajo de Dingel y Neiman, con el modelo de encuesta O*NET (Occupational Information Network) y la EPA española con la Clasificación Nacional de ocupaciones en España (CNO 2011), se observa que en España la proporción de trabajadores que podrían trabajar en su domicilio representa el 30,6 %.

No es el único caso, obviamente, compañías españolas, europeas, internacionales y multinacionales, están aplicando los mismos protocolos en los países más vulnerables.
Para que esto tiene incidencia diversa para el trabajador y para la empresa.

Para el trabajador:

El miedo. A la infección, a un virus, a la enfermedad, a la muerte o a perder el trabajo o parte de su salario. Seguir las confusas normas sobre su propagación o contagio, ha hecho que las empresas y gobiernos hayan enviado a las personas a refugiarse en sus casas.

Avances tecnológicos. En España no sabíamos que teníamos la red de fibra óptica maá extensa de Europa y una de la coberturas más potentes de telefonía móvil 4G y tampoco sabíamos que tenemos más fibra que el Reino Unido, Alemania, Francia y Portugal juntos y esto hace que se pueda trabajar desde casa con más seguridad y fiabilidad.

Nuevos modelos de comunicación. Hemos entrado de lleno en la utilización de plataformas que permitían conectar por red a varias personas como meet, drive, classroom, webex, zoom, whassap…etc) adelantándonos varios años los avances en el desarrollo tecnológico que pronosticaba Gordon Moore.

Nuevas profesiones. – Está claro que no todos los trabajadores pueden teletrabajar, ni disponen de los mismos medios, pero en estos momentos de grandes crisis, es cuando emergen las grandes fortunas y oportunidades, ya no se puede hacer lo mismo ni de la misma manera.

Recuerdo cuando las tiendas de barrio, donde el tendero despachaba con bolsas de papel de estraza, y no dejaba que nadie tocara los productos, se empezaban a quejar por la llegada de los supermercados. Solo sobrevivieron los tenderos que cambiaron sus tiendas por supermercados. Es solo un ejemplo.

Tiempo de trabajo. – Frente a los horarios, pausas de café, comentarios, reuniones ..etc. que se mantenían en la empresa, el teletrabajo se ha convertido en todo el día ocupado, por la mañana, a la hora de comer, por la tarde…. siempre disponible y además, la convivencia familiar, pareja, hijos, comidas, aseos, limpiezas….etc., vamos que “bendita la hora de volver” apostillan algunos, mientras que para otros es un gran avance poder organizar el tiempo desde sus casas.

Para la empresa:

Si trabajan más tiempo y aumenta la productividad, es mejor mantener a las personas teletrabajando durante la mayor parte del tiempo, procediendo a un retorno escalonado e intermitente.

Si los trabajadores tienen que atender a cualquier necesidad personal o familiar, no hace falta que pidan permiso, ellos se lo podrán gestionar como mejor les convenga.
Si se les necesita a cualquier hora o día, total es algo puntual, fácil de programar la conexión y el tiempo, pueden aprovechar para socializar con el resto de compañeros, , incluso el fin de semana, con aspecto más “casual”, además permite una rato de liberación de obligaciones domésticas..

El ahorro que supone para la empresa en luz, agua, calefacción o aire acondicionado, , materiales de oficina, servicios contratados de mantenimiento, catering, seguridad, etcétera.
Y por supuesto lo que cuesta mantener esos grandes edificios y oficinas con lo caro que está el metro cuadrado de alquiler, para tenerlo medio vacío, con una tercera parte de multipuestos sería suficiente. Menos gastos o más amortizaciones.

Los representantes de los trabajadores tendrán que realizar reuniones y mítines con los trabajadores a través de los medios telemáticos y si quieren organizar alguna concentración, posiblemente será distinta de como las hemos conocido hasta ahora.

Consecuencias

Pero también deben de existir ventajas compartidas para ambos, para los trabajadores y para la empresa.

Esta situación que estamos viviendo nos va a traer mucha más consciencia del día a día de los trabajadores en cuanto a su situación personal y familiar manteniendo un mayor equilibrio de atención y de tiempo que antes, donde la convivencia continuada necesitará una correcta gestión de egoísmos personales.

No será necesario perder tiempo en desplazamientos, aglomeraciones en transporte público o atascos en las ciudades, lo que conllevará, menos estrés y este tiempo se podrá dedicar a mantener mayor equilibrio psíquico y físico.

Seremos más conscientes de la situación generalizada en un mundo global que dejaremos de tratar con más frivolidad y tenderemos a apreciar la sostenibilidad de los países y de planeta.

Los trabajadores, a medio y largo plazo, agradecerán a las empresas la confianza que depositan en ellos a través de este modelo laboral, si bien a medio y largo plazo también exigirán participación en el ahorro que ellos mismo han contribuido a generar.

La empresa con los ahorros derivados de la reducción de viajes, suministros, alquileres…etc. podrán invertir en sostenibilidad y medio ambiente, que mejore su imagen en el mercado, así como en acciones sociales.

Hoy la empresa en la que yo trabajaba, ha donado conjuntamente en España con sus empleados dos millones de euros para luchar contra los efectos de la pandemia, en los colectivos en situación de vulnerabilidad, que llegará a 182.000 personas en nuestro país.