«El único conocimiento verdadero es saber que no sabes nada», Sócrates

Tenemos en Sócrates un colega sanitario y yo sin saberlo. La mayéutica socrática pretende ayudar a dar a luz el conocimiento verdadero a través de preguntas. La mayéutica emana del vocablo griego “maietikos” que significa literalmente el oficio de ayudar en el parto. El método socrático se basa en el diálogo y utiliza la ironía y la mayéutica. La ironía se emplea para mostrar al interlocutor su ignorancia sobre el tema en cuestión y activar su curiosidad hacia la búsqueda de la verdad. A través de preguntas se conduce al interlocutor a darse cuenta de sus propios errores y a encontrar su propia secuencia de preguntas lógicas hasta llegar a una verdad irrefutable. Se trata, pues, de contar con un matrón profesional que, a través del diálogo y las preguntas, nos ponga a parir, a parir conocimiento. Formular las preguntas correctas, buenas preguntas que nos ayuden a descubrir verdades, a aprender, resulta fundamental para este cometido.

Hasta aquí el método vintage, el tradicional de aprendizaje y generación de conocimiento. Vayamos ahora con el digital, con la Inteligencia Artificial (IA). Andamos todos descubriéndola, nos maravillamos con las posibilidades que ofrece en todos los ámbitos, especialmente en el sanitario, su potencial predictivo, generativo, queremos saber más de todo lo que nos puede ofrecer y que apenas vislumbramos ahora. Intentamos informarnos y saber cómo funciona, cómo recopila datos y construye información, cómo aprende a aprender. Nos preocupa hasta dónde llegará y cómo nos afectará, leemos sobre redes neuronales y “deep learning” o aprendizaje profundo. También ensayamos con las inteligencias artificiales que tenemos a mano. Nos atrevemos a preguntarles cosas, a pedirles que nos hagan búsquedas, resúmenes, presentaciones, informes, artículos,  que nos ahorren trabajo. Estas preguntas que formulamos a las inteligencias artificiales, las instrucciones que les damos para que nos devuelvan información, se llaman en el argot prompts. En el campo de la inteligencia artificial se cuenta con los llamados ingenieros de prompts, profesionales que trabajan en el procesamiento del lenguaje natural con el objetivo de diseñar y optimizar los modelos de lenguaje generativo. Ellos son los responsables de desarrollar las instrucciones o prompts que los modelos de IA utilizan para producir respuestas coherentes y útiles. ¿Serían nuestro Sócrates actual? ¿O lo somos nosotros mismos cuando preguntamos a las IA? ¿O ambos? Nosotros también utilizamos prompts en nuestras interacciones con los modernos suministradores de información y conocimiento.

‘El método socrático se basa en el diálogo y utiliza la ironía y la mayéutica’

Y es que, a la hora de preguntarles, les preguntamos así, sin más, lo que con nuestro mejor criterio se nos va ocurriendo para intentar afinar las respuestas que obtenemos. Establecemos diálogos con ellas en búsqueda de información para elaborar el conocimiento, las verdades que buscamos. Las preguntas son algo así como el navegador de la conversación. El tipo de preguntas variará en gran medida según el tipo de información que queramos (cuantitativa o cualitativa) y de respuestas que estemos buscando, podemos buscar respuestas de tipo predictivo, prescriptivo, o descriptivo. Lo más natural o espontáneo es preguntar cualquier cosa al chat, lo más complicado, lo que más trabajo puede costar para obtener información relevante, sería  preguntar a partir de lo que nos responde. La experiencia reduce la cantidad de palabras y acciones que necesitamos para encontrar lo que buscamos y por ello, algunas instituciones ya están orientando a sus profesionales en este sentido como la Universitat Oberta de Catalunya que ha publicado una guía titulada “¿Cómo preguntar a la IA? Prompts de utilidad para el profesorado para utilizar IA generativa”.

Por todo ello, antes, ahora y siempre resulta fundamental desarrollar dos competencias clave entre los profesionales sanitarios: el pensamiento crítico y la capacidad de formular preguntas esenciales. Las preguntas suelen gritar cosas acerca de quien las hace. Apliquemos la mayéutica socrática para ello y aprendamos de los grandes. Albert Einstein dijo en algún momento que si tuviera una hora para resolver un problema y su vida dependiera de la solución, gastaría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez que supiera la pregunta correcta, podría resolver el problema en menos de 5 minutos.

Tiremos de vintage, de mayéutica para bregar con lo digital, esto de pensar en los prompts, al fin y al cabo, es lo que hemos venido haciendo toda la vida.