Complicado y difícil es el camino que debe emprender una empresa cuando decide e incorpora para su toma de decisiones la TRANSPARENCIA, en mayúsculas sí, pues debemos reconocer que aun siendo necesaria, también requiere de una cultura, gestión y política empresarial del esfuerzo y beneficio a la sociedad. Por eso nuestro título de cómo se enfrenta la transparencia en el sector empresarial, o cómo, el sector empresarial vive la transparencia.

Y teniendo muy en cuenta lo apuntado en el párrafo anterior, siendo una premisa esencial, nos “toca”, ahora, hacer una enumeración de consideraciones, de “ítems” imprescindibles sobre esa forma de afrontar, más que enfrentar, la transparencia y el mundo de la actividad empresarial.
Así señalamos que:

  1. La transparencia se percibe como un ejercicio que va más allá del cumplimiento de la norma. El riguroso cumplimiento de la norma se considera un elemento imprescindible de la transparencia, necesario, pero no suficiente, destacándose la idea de que una empresa es transparente si es una decisión voluntaria. Sin embargo, la mayoría también entiende que es una obligación que deriva del sentido ético y de las nuevas condiciones que impone el entorno para la supervivencia empresarial. En general, las empresas y la transparencia precisan una herramienta más bien unidireccional necesaria en términos de relaciones con el entorno y con cierta relevancia estratégica. Aquí jugaría un papel esencial una herramienta clave: el sello en transparencia.
  2. La transparencia implica dar información veraz, relevante, comprensible, completa, útil y accesible. No se trata de cantidad, sino de calidad de la información.
  3. Se percibe que el principal beneficio de la transparencia es la generación de confianza y credibilidad. La mayoría de las empresas señalan que la transparencia es fundamental para generar confianza y credibilidad.
  4. Las empresas entienden la transparencia hacia afuera. El sector empresarial menciona a los clientes, los inversores y la sociedad en general, enfatizando la transparencia hacia el exterior de la empresa. En pocos casos se menciona que la transparencia comienza en el interior de la empresa (la comunicación con los empleados).
  5. No hay acuerdo en el sector empresarial (ni siquiera por áreas de actividad económica) sobre si debiese haber límites a la transparencia. Los profesionales de los medios de comunicación, por ejemplo, en general, llevan más al extremo la idea de que se debe informar de “todo”, lo bueno y lo malo, y, sobre todo, de los cambios relevantes. Por su parte, las empresas destacan con más frecuencia que han de existir límites, que no todo se puede o debe contar (por cuestiones de confidencialidad, competencia…). Imaginemos en el sector empresarial sanitario pacientes que están sometidos a tratamientos experimentarles. El equilibrio entre datos personales, el valor de la investigación….,etc. Este tema es uno de los debates jurídicos de máximo interés en transparencia. Y el COVID-19 ha creado muchas situaciones de “limites a la transparencia”, como se puede suponer.
  6. La empresa debe adaptar la información al receptor y valorar los canales de comunicación directa con ellos. En realidad, hablamos de los stakeholders (partes interesadas /grupos de interés internos y externos de una empresa.
  7. La principal dificultad radica en el desafío del diseño de indicadores objetivamente verificables y de un procedimiento adecuado para su verificación.

Lo que parece absolutamente claro es que para que el sistema sea creíble, o más creíble, es necesario el concurso de un agente externo, lo cual conlleva un mayor esfuerzo empresarial si bien, no cabe duda que abunda, o abundará a medio plazo en un claro beneficio para la empresa.