Al Pacto Mundial de las Naciones Unidas, en la consecución del ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) 3, se adhieren entidades y empresas de todos los sectores productivos, promoviendo programas y actividades de mejora de la salud para sus trabajadores. En el sector de la salud nos corresponde, por tanto, no solo atender la salud de los pacientes y de la comunidad, sino también la de nuestros profesionales.

En las últimas décadas, las organizaciones sanitarias, en constante transformación por los avances tecnológicos, han ido tomando conciencia del impacto social, ambiental y económico que generan todas sus actividades, desde las asistenciales, docentes e investigación, hasta las de compras, consumos, contratación, etc. Esta nueva situación requiere un mayor diálogo y complicidad con sus grupos de interés, y que se orientan a ser entidades socialmente responsables.

Los nuevos retos, entre ellos la sostenibilidad, la transparencia, las desigualdades en salud, la brecha digital, la disminución de la huella de carbono, la gestión de los residuos, la compra socialmente responsable, la participación de los pacientes, la implicación en la comunidad, ya forman parte de la mayoría de las agendas de responsabilidad social (RS).

En la medida que integramos la RS en la estrategia de la organización, esta va adquiriendo una dimensión muy relevante en la cultura organizativa del día a día, con una implicación transversal entre las distintas áreas y departamentos.

Desde los ámbitos estratégicos de gobernanza, pacientes, profesionales, comunidad, medioambiente y proveedores, se priorizan intervenciones y acciones concretas. Gran parte de la organizaciones sanitarias adheridas al Pacto Mundial de Naciones Unidas, se alinean alrededor de la consecución de los ODS 3, 4, 5, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 16 y 17 (https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/ ).

En el ámbito de los profesionales sanitarios, el reto es ofrecerles un trabajo digno y estable, favoreciendo la igualdad de oportunidades, incrementando la capacidad y el conocimiento, y también un entorno saludable para la promoción de su salud. Por otra parte, las nuevas generaciones nos interpelan a avanzar hacia organizaciones más saludables y sostenibles.

«Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades»

Informar, sensibilizar, formar y ofrecer actividades grupales e individuales de promoción de la salud en un entorno saludable

El objetivo de promoción de la salud es entendido como la capacidad de las personas de tomar sus propias decisiones para la mejora de su salud (carta Ottawa 1986 OMS). Es relevante no perder de vista que el ámbito laboral y profesional, por las horas de permanencia en el lugar de trabajo, ofrece una excelente oportunidad para adquirir e incorporar hábitos saludables tanto a nivel grupal como individual.

Al realizar encuestas de prevalencia y hábitos saludables, nos puede sorprender la persistencia todavía del hábito tabáquico o la falta de adhesión a la dieta mediterránea en las generaciones más jóvenes. En cambio, en el ranking de las actividades más demandadas encontramos el mindfulness, la marcha nórdica, la dieta mediterránea y el sueño reparador.

A nivel organizacional, al recoger las iniciativas saludables propuestas por los propios profesionales para incorporar en el día a día de la organización, emergen, entre otras, la señalización de las escaleras para promover, de forma lúdica, su utilización antes que los ascensores, las islas de vending con productos saludables, las fuentes de agua, el aparcamiento seguro para bicicletas y patinetes, la incorporación de fruta en el resopón de los profesionales del turno de noche, etc. que también deben ser consideradas en el diseño de programas de promoción de la salud.

La aparición de la pandemia de la COVID-19, con la generación de situaciones muy complejas y de alto impacto emocional especialmente para los profesionales sanitarios, nos ha permitido aprender muchas lecciones. Entre ellas, quiero destacar una muy relevante, que es poner el foco en la importancia de reforzar e integrar en los programas de promoción de la salud la mejora del bienestar emocional y físico de nuestros profesionales.

Por ello, en el diseño de estos programas, liderados desde la Dirección, se recomiendan diversas acciones operativas:

  • Reforzar el rol de un grupo promotor de la salud con referentes reconocidos de la organización, que a su vez se alinean a la estrategia de responsabilidad social corporativa.
  • Integrar la promoción de la salud y bienestar, tanto emocional como físico.
  • Reforzar e integrar las líneas recomendadas por la OMS de hábitos saludables: dieta mediterránea, actividad física, cesación tabáquica, sueño reparador y control de los factores de riesgo.
  • Sensibilizar y ofrecer actividades grupales basadas en la evidencia, promoviendo la adherencia a acciones concretas de mejora de los hábitos de salud, y que trasciendan a la vida personal.
  • Identificar servicios y áreas que requieren una mayor intensidad de intervención.
  • Diseñar intervenciones específicas para la mejora del bienestar emocional, ofreciendo visitas personalizadas a los profesionales que lo requieran.

Incorporar la promoción de la salud de los profesionales en los objetivos estratégicos de la organización socialmente comprometida no solo revierte en el bienestar de sus profesionales, sino que a la vez revierte en la de los pacientes.

 

Cristina Iniesta Blasco, Adjunta a Gerencia del Consorci Mar Parc Salut de Barcelona. Presidenta de la Red Catalana de Hospitales y Centros Promotores de la Salud.